martes, 11 de junio de 2013

Mañana lo dejo

Ya he recomendado este libro en concreto a algunas personas, pero ahora aprovecho para hacerlo con todo el mundo. Si no lo habéis leído, salid de aquí, id, hacedlo y luego venís, si os acordáis. No quiero condicionaros ni un ápice. Ni hoy ni nunca, pero menos hoy.


Cuenta Gilles Legardinier en un apartado final del libro, que ha titulado "Para terminar", que esta es una historia que escribe para las mujeres, porque han sido las que casi siempre le han impedido caer y le han ayudado a levantarse. Sin embargo, y aunque como modesto lector no soy quien para contradecir al propio autor, creo que supera ampliamente esta pretensión. Porque es cierto que en 'Mañana lo dejo', el personaje principal y que lleva todo el peso del relato, Julie, es una mujer. Y no es menos verdad que está secundada por magníficas escuderas, como su amiga Sophie; como la señora Bergerot, dueña de la "boulangerie"; o como la entrañable señora Roudan. Pero en idéntico estado de cosas incuestionables, la historia que nos cuenta también se construye gracias a hombres como el misterioso Ric; como Xavier y su prototipo automovilístico; como Mohamed y su tienda; o como el mismo insoportable señor Calant.


Andar con distinciones entre hombres y mujeres lo único que puede crear es confusión. Obviamente Legardinier habrá tenido sus razones para hacerlo, pero plantear esta obra en esos términos le hace perder mucha fuerza. Disfrutar con una lectura ocurrente y muy adictiva y luego llegar al final y encontrarme con una especie de alegato feminista me produjo unas sensaciones un poco raras, porque para mí había resultado ser mucho más que eso. En mi opinión estamos ante un magnífico retrato costumbrista de nuestros días, que por ser francés no impide que los españoles (y supongo que los habitantes de otros países con los que compartimos un montón de cosas, queramos o no) nos podamos sentir identificados casi constantemente, y por eso me ha gustado tanto. Suponer que pueda interesar más a una mujer que a un hombre, o incluso el mero hecho de andar a vueltas todavía en nuestros días con esas hipotéticas distinciones, no tiene sentido. Pienso que lo que interese a una mujer también puede y debe interesar a un hombre, y viceversa por supuesto, aunque solo sea para enriquecer su visión de las cosas.


Pero en fin. Me estoy yendo mucho por las ramas. Un tweet de mi amiga @dianaruiz76 fue en esta ocasión lo que me llevó a leer este libro, que de otra forma muy probablemente jamás habría llegado a mis manos. Lo hice en formato electrónico aunque luego he visto que también es fácil de encontrar en formato físico en las bibliotecas. En él, Julie, una joven indecisa y a la que le cuesta mantener su posición en las relaciones de pareja, se vuelve loca por Ric, su nuevo vecino, y hace del plan de su conquista el motivo principal de su existencia, implicando a las personas que le rodean. Visto así, la etiqueta de "novela romántica" quizá sí le vaya más al pelo por tanto a 'Mañana lo dejo', pero a mí me ha supuesto también algo mucho más transcendente, ya que no hay un propósito de teorización sobre el amor como sí lo puede haber en otras que haya leído en los últimos tiempos, y sí una situación de este dentro de un contexto vital general que incluye la importancia del trabajo, de las relaciones familiares y de amistad y de otras cosas. "¿Es el efecto que me produce él o le doy tanta importancia porque no hay en mi vida nada más importante?", llega a preguntarse nuestra protagonista. Y luego, hay reflexiones muy buenas también sobre temas como la inmigración.


En resumen, 523 páginas (medidas en formato .fb2) que el autor publicó en su país en 2011 y que ahora han sido editadas por Alfaguara y traducidas con acierto al español por Paula Cifuentes. Y un rato de muy buena lectura.

lunes, 3 de junio de 2013

Muertos de papel (Petra Delicado de nuevo)

Siguiendo con Petra Delicado, he tenido ocasión de leerme este fin de semana el cuarto libro de la saga. Normalmente suelo espaciar un poco los libros que voy leyendo consecutivamente de una misma serie, para alternar, no encasillarme y no tener la sensación de que me leo siempre lo mismo, pero en este caso estaba bastante rabioso por ese 'spoiler' con el que me topé involuntariamente y quería avanzar al menos un título más para ver si ya se producía, cosa que por cierto no ha ocurrido. Aunque también tengo que decir que el hecho de saber que eso pasará alguna vez (indicios sí que vienen dándose ya) no me ha tenido pensándolo todo el rato ni me ha impedido disfrutar de otra muy buena lectura.

A partir de aquí hablo a mis anchas, así que lo que digo siempre, no me importa que se deje aquí este texto y se vuelva después de haber leído la novela. No es que vaya a contar el final ni mucho menos, pero siempre me gusta avisar con tiempo para que nadie pueda decir que le pasó eso que a mí me da tantísima rabia que me pase.

"Muertos de papel" contextualiza en esta ocasión a nuestros policías en el mundo de la prensa del corazón. Si en "Ritos de muerte" se hacía un retrato del hampa de poca monta; en "Día de perros" el protagonista era el mundo canino, y en "Mensajeros de la oscuridad" se recreaban las sectas, Alicia Giménez Bartlett sigue esa línea de centrar su atención principal en una temática concreta. Es asesinado un Jorge Javier Vázquez cualquiera, llamado aquí Ernesto Valdés, y a su muerte acompañan numerosos acontecimientos que sirven como excusa para introducirnos en todas las miserias de este mundillo. La novela está escrita en 2000 pero podría haberse editado perfectamente ayer, y las situaciones que se cuentan quizá no diferirían en absolutamente nada en lo que a este aspecto se refiere. La era de 'Sálvame' ya se apuntaba entonces y continúa instaurada y bien en nuestros días. Y lo cierto es que hay salpicados en el libro muchos argumentos en contra de ella, pero también alguno que otro a favor, y que además se hace respetar.

Por lo demás, el dúo Petra-Fermín se ve en esta ocasión ligeramente quebrado por la aparición en escena de más policías que trabajan con ellos en el caso, como Moliner, y también salpicado por un mayor protagonismo del comisario Coronas, en permanente estado de crispación. En contraposición a ello, se da un respiro al local Efemérides y a los ex de Petra. Otro personaje nuevo es Amanda, la hermana de la protagonista, que vendrá a pasar unos días con ella para intentar poner orden en una vida sentimental seriamente amenazada.

La consolidación de esta serie se hace definitiva con esta novela. Empiezo a entender con más claridad que nunca por qué en nuestros días siguen publicándose entregas nuevas. Los personajes cada vez son más ricos en matices y su relación da un juego casi infinito, lo cual aprovecha espléndidamente la autora. Se destila solidez narrativa. Y eso es un valor seguro.

Por cierto, no todos los hallazgos son negativos, me gustaría compartir este enlace en el que se hace una muy buena reseña de esta novela y que pertenece al año en que se publicó.

No hay quinto malo... A ver qué nos deparará la siguiente.