lunes, 2 de febrero de 2015

Diez veces Petra

No sé por qué dejé de hacer reseñas en este blog de las novelas de Petra Delicado. Han seguido proporcionándome verdadero placer literario una por una, hasta el punto de haber aguardado pacientemente al lanzamiento en las librerías de la décima, lo que sucedió hace diez días, y asistir a comprarla y ponerme inmediatamente a leerla, cosa que hago muy muy pocas veces. Supongo que voy perdiendo cada vez más las ganas de escribir, en general, y que esa es la única explicación.


También se me ha dado muy muy pocas veces el hecho de estar tan satisfecho por haber decidido leer estas novelas desde la primera, teniendo en cuenta que cuando me enteré de su existencia ya había publicadas nada menos que ocho, y que algunas no ha sido fácil conseguirlas. Muchas otras veces, esto es una rémora y requiere demasiada paciencia. Es más, cuando leí las dos o tres primeras, pese a pasar tan buenos ratos, mi impresión es que se trataba de algo antiguo, perteneciente a una época determinada y con poca posibilidad de seguir vendiendo hoy día. De hecho, nunca imaginé que podría leer un libro de Petra Delicado contemporáneamente a su publicación. Y sin embargo, no solo lo he hecho, sino que además creo que podré volverlo a hacer, que habrá al menos una undécima entrega y que si mi economía me lo permite, estaré para asistir de los primeros con la misma excitación.

Sin embargo, tengo que decir que me defraudó un poco, ya después de haberlo comprado, el hecho de que no estemos ante una novela en sí, sino ante una colección de nueve relatos policiacos, lo que nada más abrirlo me hizo comprender ese título, 'Crímenes que no olvidaré', que por otra parte no es totalmente cierto, ya que en alguno de estos relatos no se produce ningún crimen. Alguien podría pensar que nueve relatos cortos es como disfrutar de golpe de nueve novelas en una, pero no es así, y menos en este caso concreto, donde el proceso habitual de aparición del cadáver, asignación a Petra y Fermín, investigación detallada y reflexiones hasta descubrir al asesino y hacer que confiese se ve notablemente acelerado, y puestos a sacrificar, la parte que más queda dañada es la de las reflexiones, que es la que más enganchado me tiene a esta saga.

Indagando, me encontré con esta buena entrevista a la autora, una mujer que se prodiga muy poco en los medios y de la que apenas se conoce nada (tanto es así que ahora he venido a enterarme de que 'Bartlett' no es más que un seudónimo), en la que explica un poco el porqué de este nuevo formato.

No obstante, cuando el talento se pone a trabajar, es muy difícil que las cosas no salgan bien. De nueve relatos, siempre hay algunos mejores y algunos peores, pero el nivel general se mantiene, y al final, cuando he terminado, la realidad es que me habría gustado que no hubiesen sido nueve, sino noventa, y que no hubiesen sido apenas 360 páginas, sino mil quinientas por lo menos, porque la conexión se mantiene en todo: con los personajes, con la forma de escribir, con los diálogos que mantienen, con su visión general de la vida... La sensación de estar leyendo algo tan cercano es muy difícil de alcanzar y de prolongar en el tiempo, y aquí a mí me sucede. A partir de ahí, poco más puedo decir... Los casos transcurren en gimnasios, en hoteles, en institutos, en burdeles o en nobles moradas, con su respectiva buena documentación, pero el trasfondo siempre es querer darnos una visión de la vida y una actitud ante esta, presentada en forma de magnífico tándem entre una inspectora un poco "calamarda" y un subinspector que ya lleva nada menos que cuarenta añazos perteneciendo al cuerpo.

Imprescindible para el género.